Es difícil distinguir cuando la vida te ha dado una lección o sencillamente te está castigando, una penitencia sin nada que aprender. 

Esto... cómo decirlo... progre, progre... ¿progredumbre?

Fragmento de la respuesta de Judith Butler a preguntas formuladas en una clase de 2006 en la Universidad de California Berkeley sobre la guerra entre Israel y Hézbolla. Una visionaria:

"De manera similar, pienso: Sí, entender a Hamas y Hezbollah como movimientos sociales que son progresistas, que son de izquierda, que son parte de una izquierda global, es extremadamente importante. Eso no impide que seamos críticos con determinadas dimensiones de ambos movimientos. Eso no impide que aquellos de nosotros que estamos interesados ​​en la política no violenta planteemos la cuestión de si existen otras opciones además de la violencia. De nuevo, se trata de un compromiso crítico e importante. Quiero decir, ciertamente creo que debería incluirse en la conversación de la izquierda."   

Claro, ¿y por qué no organizar unos campamentos de verano multiculturales e inclusivos con nuestros hermanos de Hamás y Hézbolla para conocernos mejor y comprender "al otro" sin prejuicios? Podríamos pasar las noches cantando Imagine y comiendo nubes de azúcar. Además me han contado que organizan unas juergas increíbles, con pirotecnia y todo oye. 

Gaza-Israel, la guerra (IV)

El periodista John Carlin, al que no aprecio demasiado, acierta cuando describe la reacción bélica de Israel como "venganza bíblica". Incluso a mí me cuesta creerlo, pero es exactamente así. Hamás es el principal responsable de haber creado una situación imposible, algo por cierto típico del terrorismo, al iniciar el proceso sacrificial de su propio pueblo, una especie de inmolación colectiva. No cave duda de que necesitan mártires, cuantos más mejor para alimentar su causa sagrada y legitimar el terror, que pronto iba a ser olvidado. Dios está indudablemente por encima de los hombres y requiere de sus vidas. El fanatismo religiosos no parece exclusivo de las milicias palestinas, solo hay que atender al discurso de Netanyahu y sus ministros ortodoxos. Expresiones como "abrir las puertas del infierno" o identificar al enemigo con fuerzas diabólicas, el mal, solo ofrecen la solución del exterminio y la erradicación total. Un discurso absoluto para los anhelos de un "Estado totalmente judío". Tiene sentido, la religión jamás ha solucionado un problema político, en cambio ha creado innumerables ciclos de violencia atornillados en la historia para purificar el mundo. Nadie que pretenda comprender puede desligar religión y criminalidad de este conflicto en tierra santa.       

Shlomo Ben Ami

 Aquí la entrevista a Shlomo Ben Ami en la Brújula de Onda cero el 9 de octubre de 2023. Reveladora, esa voz marcada por el cansancio de largos años de conflicto y estancamiento. 

Gaza-Israel, la guerra (III)

Los medios han expuesto una gran cantidad de elementos y factores geopolíticos que explican la guerra asimétrica del Estado judío contra el terrorismo del gobierno de hamás. Que si Irán, USA, que si Hezbolá, la UE, que si no sé qué. Pero pocos han dado a las raíces del conflicto la importancia que merecen. La religión y el nacionalismo (la cuestión territorial) son los principales problemas. El primero no tiene ninguna solución en sus propios términos míticos, irracionales y "mágicos", ya que solo pueden conducir al callejón sin salida del antisemitismo organizado de unos y al racismo colonial de otros. El segundo problema solo es imposible en apariencia, implica negociar el límite de las fronteras (en vistas a un futuro Estado Palestino o cualquier otra fórmula que reconozca la autonomía palestina) a partir del abandono de las políticas neocoloniales de ocupación: desmantelar los asentamientos ilegales de colonos judíos -un ala ultranacionalista y ortodoxa del pensamiento israelí que apoya al primer ministro Netanyahu- del territorio de Cisjordania. En el West Bank opera una microfísica del poder burocrático que hace insoportable la vida de los palestinos: ocupación militar, arbitrariedad policial, normativas discriminatorias sobre derechos civiles, laborales y de propiedad, lógicas de apartheid y un control biopolítico sobre la vida y la muerte de los palestinos. La inminente invasión de Gaza fomenta el fanatismo religioso islamista al tiempo que consolida la necesidad de una mentalidad neocolonial israelí. La radical violencia desatada por hamás no persigue ningún objetivo político más allá de la destrucción de judíos, y en la perversa dinámica de acción-reacción-contrarreacción Israel parece articular su respuesta militar con la misma ausencia de proyecto político. Solamente contemplan la aniquilación de hamás, desconociendo que cuando aparece una violencia absoluta desaparece absolutamente la política.         

Otro 8 de octubre

Gaza-Israel, la guerra (II)

Las causas históricas (si tal cosa existiera), los significados y la genealogía del conflicto entre Israel y los palestinos son absolutamente discutibles y están abiertas a debate, lo que resulta incuestionable es que el "gobierno" de hamás, que es el que "controla" Gaza con mano de hierro y fanatiza a su población, es el que inició la guerra en esta ya conocida modalidad de guerra asimétrica, en la que una organización terrorista ataca, asesinando brutalmente a 1200 civiles, un Estado consolidado con territorio definido, por muy injusta que fuera su implantación durante el mandato británico de Palestina. No creo que exista un establecimiento justo de fronteras en ningún lugar del mundo ni en ningún momento de la historia. La impúdica exhibición de desprecio por lo fáctico consigue irresponsabilizar a los ciudadanos frente a la realidad, evita que carguen con su aspecto más desastroso y desincentiva la reflexión. Esta actitud presupone que la población tiene derecho a la ignorancia, a huir de la política, incluso del horror de la política. Los hechos que antes eran falsos o verdaderos, correctos o incorrectos, significativos o insignificantes, ahora se han convertido en opiniones. Hannah Arendt ya advirtió que este "relativismo nihilista frente a los hechos" no es la esencia de la democracia, como la gente cree apelando al derecho a tener cada uno su opinión, sino la herencia más rancia de las tiranías. 

Gaza-Israel, la guerra (I)

El 8 de octubre de 2023 Israel declaró formalmente el estado de Guerra a raíz de los brutales y criminales ataques de la organización terrorista Hamás. Lo que resulta evidente, en estas primeras notas, es que ni los terroristas son revolucionarios y guerrilleros de la liberación palestina, sino agónicos carniceros islamistas producto de la desdichada geopolitica; ni Israel es la tierra prístina, originaria y amenazada de 1948 fruto del complejo de culpa europeo, sino un régimen cerrado que lleva décadas practicando el asedio y el terrorismo de Estado contra la franja de Gaza. Hamás parece ser la más penosa y calamitosa estrategia sacrificial para los palestinos y la OLP, y el sionismo la peor carga, y el mayor motivo de descrédito, para los propios judíos. Como suele suceder, el enemigo también está en casa. 

Hay gente tan imbécil e incapaz con los que no te puedes llevar ni bien ni mal porque no hay ninguna posibilidad de comunicación o de reconocimiento mutuo, incluso de disenso. Anulada toda conciencia plena del otro. Sencillamente solo puedes odiarlos  odiándote a ti mismo por ello. 

Contrariamente a lo que se piensa la gente, por lo general, no habla realmente de sexo. Se anuncian las conquistas y las pérdidas, se contabilizan los encuentros, se registran las "pruebas de amor" o las pequeñas ofensas y humillaciones de un placer obsceno o frustrado. Suena el lamento del deseo irrealizado. También se narran lo los acontecimientos colaterales, indirectos, triviales, incluso se describen algunas partes del cuerpo ajeno, las más llamativas, se producen alardes, ironías, o se inclinan a la coquetería y la calumnia, a la recreación de la seducción o la repulsión. Pero muy pocos hablan de sexo. 

Las ideas políticas deben ser como las pasiones reales y humanas: nada por encima del tamaño y el desencanto del hombre.   

Billete de vuelta

Paseamos por Vic con gran amenidad, es una pequeña ciudad provinciana con rincones realmente hermosos: el templo romano del siglo I d.C.  que me conozco piedra a piedra y que en su tiempo de fervor adoraba a Augusto, la sobriedad del puente medieval, la extraordinaria luz cenital de la Catedral que se diría que más que iluminar revela sus propias sombras y la inquietante grandeza de sus columnas negras de dorado viejo, la ecléctica belleza del casco antiguo, las ruinosas y fantasmales Adoberies frente a un penoso río. Ya de tarde le digo a R., especialmente hermosa y cansada, y tras meses sin vernos, que soy un hombre más bien erótico que romántico, me mira e intenta expresar incredulidad, pero finalmente parece asentir. Miro hacia fuera, primera y última impresión: la Cataluña catalana es un país de Patums, pubillas, notarios, y, como decía Pla, de "por a l'encarregat".