viernes, 13 de octubre de 2023

Gaza-Israel, la guerra (III)

Los medios han expuesto una gran cantidad de elementos y factores geopolíticos que explican la guerra asimétrica del Estado judío contra el terrorismo del gobierno de hamás. Que si Irán, USA, que si Hezbolá, la UE, que si no sé qué. Pero pocos han dado a las raíces del conflicto la importancia que merecen. La religión y el nacionalismo (la cuestión territorial) son los principales problemas. El primero no tiene ninguna solución en sus propios términos míticos, irracionales y "mágicos", ya que solo pueden conducir al callejón sin salida del antisemitismo organizado de unos y al racismo colonial de otros. El segundo problema solo es imposible en apariencia, implica negociar el límite de las fronteras (en vistas a un futuro Estado Palestino o cualquier otra fórmula que reconozca la autonomía palestina) a partir del abandono de las políticas neocoloniales de ocupación: desmantelar los asentamientos ilegales de colonos judíos -un ala ultranacionalista y ortodoxa del pensamiento israelí que apoya al primer ministro Netanyahu- del territorio de Cisjordania. En el West Bank opera una microfísica del poder burocrático que hace insoportable la vida de los palestinos: ocupación militar, arbitrariedad policial, normativas discriminatorias sobre derechos civiles, laborales y de propiedad, lógicas de apartheid y un control biopolítico sobre la vida y la muerte de los palestinos. La inminente invasión de Gaza fomenta el fanatismo religioso islamista al tiempo que consolida la necesidad de una mentalidad neocolonial israelí. La radical violencia desatada por hamás no persigue ningún objetivo político más allá de la destrucción de judíos, y en la perversa dinámica de acción-reacción-contrarreacción Israel parece articular su respuesta militar con la misma ausencia de proyecto político. Solamente contemplan la aniquilación de hamás, desconociendo que cuando aparece una violencia absoluta desaparece absolutamente la política.         

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 Comprobando el aburrimiento que produce el exceso de diversión y la vulgaridad de cierto refinamiento.