lunes, 22 de enero de 2024

Adolescencia, o tío, ¿dónde está mi lóbulo frontal?

En su extraordinario libro, Compórtate (2017), el neurobiólogo y primatólogo Robert Sapolsky escribe: “Si durante la adolescencia, los sistemas límbico, autónomo y endocrino van a tope mientras el lóbulo frontal todavía está trabajando con las instrucciones de montaje, ya hemos explicado por qué los adolescentes son tan depresivos, geniales, estúpidos, impulsivos, inspiradores, destructivos, autodestructivos, generosos, egoístas, imposibles y capaces de cambiar el mundo. Piense en esto: la adolescencia y la primera etapa de la vida adulta son épocas en las que se tienen más probabilidades de asesinar, ser asesinado, dejar el hogar para siempre, inventar una nueva forma de arte, ayudar a derrocar un dictador, limpiar étnicamente una aldea, dedicarse a los necesitados, volverse adicto, casarse con alguien que no es de tu grupo, transformar la física, tener un gusto espantoso respecto a la moda, romperse el cuello jugando, dedicar tu vida a Dios, asaltar a una anciana o convencerse de que toda la historia ha convergido para hacer de este momento el más importante, el más lleno de peligros y promesas, el más exigente en el que te has visto envuelto y con el que marcar la diferencia. En otras palabras, es la época de la vida en la que se toman más riesgos, se buscan novedades y en el que se siente más afiliación respecto a los colegas. Todo ello por culpa de un lóbulo frontal inmaduro.” 

(El fragmento pertenece al capítulo: Adolescencia, o tío, ¿dónde está mi lóbulo frontal?)

domingo, 14 de enero de 2024

Una verdad

“Prefiero llevar en el autocar a una banda de Skinheads antes que a un grupo de abuelos del Imserso”. Mi primo, ya de sobremesa, hablando sobre el comportamiento humano, el roscón de Reyes devorado, y la tarde entrando.     

lunes, 8 de enero de 2024

Escrito en 2019, reescrito en 2024

Quizá tenga razón Arendt y la muerte es el precio justo (y toda pura justicia es radicalmente cruel) que se paga por haber vivido. Un absoluto por otro. El todo por la nada. ¿Pero y si no se vive? ¿Existe entonces tal justicia? A lo lejos, siempre a lo lejos, parece que hay el tiempo de la vida y el fin de ella, y ninguna de las dos parece que llega. 



Los Pedros y la democracia

  Sin duda, Marisas y Pedros son un buen motivo para dejar de ser de Izquierdas: