domingo, 2 de enero de 2022

Dos días en solitario buscando compañía, la deseo y sólo de pensarlo seriamente al coger el teléfono para llamar lo rechazo, rechazo todo consuelo, porque no sería más que eso. Encuentro sólo dos maneras de defenderse de las hostilidades externas o la dureza impenetrable de la sociedad, y ambas pueden ser peligrosas a la vez que un rasgo de inteligencia. O el humor, o el cinismo (ya que la conciencia, parece, es solo para los perdedores). EL humor te puede convertir en un payaso o en un mal actor de ti mismo, una especie de arlequín imitando y reproduciendo tu propia vida para la parodia. Sin embargo la frialdad del cinismo y su ejemplar ductilidad y adaptabilidad puede esterilizar tus rasgos de humanidad y ternura que la erosión del día a día puede dejar como incierto rostro. Puede dejarte un rostro, si en él se contuviera toda biografía, totalmente ilegible e irreconocible para los demás, nadie podría llegar a testimoniar verdaderamente de tu propia vida. 

sábado, 1 de enero de 2022

Feliz y feliz 2022

Termina un año cargado de ruina, enfermedad, irracionalidad y la arrogante alegría del superviviente. Comienza otro cagado de incertidumbre, ya experimentados por un miedo desproporcionado. Si bien la incertidumbre económica ya existía como forma de dominio para la mayor parte de las vidas precarizadas de la sociedad ante la indolencia e indiferencia de las más privilegiadas o establecidas en este tiempo pandemico la nueva incertidumbre, todavía más caprichosa que la anterior, sencillamente se ha convertido en el umbral político de la época. Ni siquiera los cínicos o los cobardes, los grandes beneficiaros de este tipo de situaciones caóticas, están a salvo. Muchos destacan la necesidad de aprender a vivir con la incertidumbre, como si el azar no hubiera gobernado desde siempre nuestras vidas sin importar su principio ni su fin. La historia, cuyo único objetivo es evitar su propia disolución, esta basada en la incertidumbre y la contingencia, negando en su lenta evolución discontinua cualquier anhelo de sentido o teleología, o cualquier disfraz metafísico que ayude a conjurar nuestra ignorancia. Ni circular, ni un eterno retorno, ni lineal, o linial progresiva, la historia más bien es ondulante e irregular en una dispersión (no infinita) de ramajes entorno a unos pocos troncos centrales en direcciones opuestas. Es esa oscilación, que muchos descubren como un sofisticado juego del cuco, donde puede observarse cómo en los picos de una era ir contra el mundo, incluso contra el propio mundo, es ir a favor del tiempo. Ir contracorriente en occidente en la década de los sesenta del SXX, por ejemplo, no conducía necesariamente a la muerte, aunque siempre se corrían algunos riesgos indeseables, sino que empujaba fuertemente la época. Mis intuiciones y un puñado de hechos ahora excesivamente largos y tediosos de exponer en un dietario me obligan a pensar que hoy ir contra nuestro mundo es ir contra el tiempo. Y, si alguna vez no fue así, ir contra nosotros mismos.   

Los Pedros y la democracia

  Sin duda, Marisas y Pedros son un buen motivo para dejar de ser de Izquierdas: