viernes, 25 de octubre de 2019

Anne Carson. Tipos de agua

A veces leer es como limpiar el pescado; las espinas, las escamas y las tripas fuera; la piel y el lomo bien crujientes. Escribe Anne Carson depurada, decapada, en sus Tipos de agua:

"Me siento tan sola, como si regresara a mi niñez. ¿Qué clase de trampa puede afectar la soledad de los animales? Nada puede tocarla."
"¿Quién es este hombre? No tengo idea. Mientras más lo miro, menos lo sé. ¿Qué estamos haciendo aquí, y por qué nuestros corazones son invisibles?"
"Un grito se enciende y se arrastra por el valle. Desaparece. Ella lo besa en el hombro según la costumbre morisca. Se miran el uno al otro. Miran hacia la luz. Saltan. No hay duda de que deseo esa conversación. No hay duda de que soy alguien que muere de hambre. No hay duda de que emprendí este viaje para descubrir cual es ese apetito. Y lo veo libre de aquello, como si tan solo hubiese cruzado al otro lado de un puente, veo que se ha liberado del deseo como un misterioso rayo de luz. Ahora dime la verdad, ¿cruzarías ese puente si llegarás hasta allí? ¿Y a dónde, si tomaras la grave decisión de dejar el pan, te llevaría? Ya ves lo que temo. Una noche soñé con un mundo así. Remaba sobre la superficie de la luna y no había viento, no hubo momentos, ya que la luna está tan vacía como el interior de un ojo y ni siquiera el sonido de una sombra cae allí. Sé que quieres que te diga que el hambre y el silencio pueden llevarte a Dios, así que lo diré, pero me desperté. Como el clavo que se separa de la carne, me desperté y estaba sola."
"Eran personas hambrientas quienes construyeron este camino. Mi Cid y yo tuvimos nuestra primera discusión hoy. Cortó como vidrio. Los animales se enredan unos con otros y se enfurecen (¿qué es la rabia?). Cuando le hablé de la soledad, no me refería a la soledad que uno siente en los trigales. Hay una soledad que se abre entre dos personas sentadas en un bar, no se aman, que ni siquiera están seguras de que les gusta la forma en que están enredadas entre sí. Una golpea su cuchara contra un vaso y se detiene. Hay un silencio que se apodera de dos personas. Más asombroso que la luz que martillea la llanura de León, al menos para aquellos animales que eligen temerlo (¿es una elección?)."
"Es como estar en la misma habitación con el hombre a quién amas. Otras personas están en la habitación. Él puede estar fumando un cigarrillo. Y sabes que no eres lo suficientemente fuerte como para mirarlo (aún), aunque el hecho de que él esté allí, silencioso y ausente junto a una fina voluta de huma de cigarrillo, te golpea. Apoyas la barbilla en la mano, como un santo en un pilar. Los momentos se alargan y caen. Un resplandor enfunde tu piel desde algún lugar, cada nervio comienza a arder hacia afuera a través de la superficie, tus pulmones flotan en una sustancia como la ira, dulce como la ira, ¡no!, no mires. Algo cae de tu boca como pedazos de óxido. Bueno, después de todo, la fotografía puede darte una idea del asunto. Desde fuera, mirando hacia abajo: dos figuras diminutas se mueven en la meseta. Dos animales enfurecidos el uno con el otro. ¿Cómo te das cuenta? Presta especial atención a los nervios. Cada uno es visible. Mira, cuando arden, puedes mirar el centro del corazón. Veo desmoronarse como un pan viejo y seco."
"Camino penosamente por el fondo del río y el interrogatorio continua en mi interior. ¿De qué estamos hechos si no es de hambre y rabia? Sus talones suben y bajan frente a mí. Qué sorprendida estoy de estar enredada en el conocimiento de algún otro animal. Conozco al animal. ¿Eso significa que me entrego? ¿Qué es saber? Esa es la pregunta que nadie hacía, a pesar de que fui de un lugar  a otro observando y escuchando todo lo que dijeron."




Los Pedros y la democracia

  Sin duda, Marisas y Pedros son un buen motivo para dejar de ser de Izquierdas: