viernes, 29 de octubre de 2021

Nuevo evangelio económico

Nadie parece escandalizarse por la lozana existencia de la asignatura de emprendimiento en secundaria. Estamos en la Cataluña pospujolina. ¿Alguien puede imaginarse que en la escuela pública se inaugurara una asignatura sobre la construcción de la identidad nacional de Cataluña, y que nadie dijera nada?, ¿alguien puede imaginar la asignatura Identitats? ¿Acaso no es análogo el adoctrinamiento, por no decir ¡idéntico!, de la asignatura emprendimiento a la asignatura Identitats? Pero dejemos la ficción y pasemos a los hechos. La izquierda progresista denunció, acertadamente, el adoctrinamiento de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, y su imposible coexistencia. Claro, son socialdemócratas, y de suyo agnósticos. No la eliminaron por su mentira, sino porque olía a naftalina, aunque la mentira es el único supuesto que puede justificar la expulsión de una disciplina de los centros de enseñanza. Nadie aceptaría la enseñanza obligatoria de los evangelios, pero aceptamos dócilmente el adoctrinamiento de los evangelios económicos y la religiosidad ceremonial del libre mercado. Como siempre el desdén de los docentes por sus obligaciones políticas y morales les deja en su lugar: cobrando tranquilamente sus nóminas en su líquido amniótico. Pero ya no es la moral, la asignatura amenaza su propio oficio y profesión intelectual en términos técnicos, si se me permite: no van a impartir un saber o un conocimiento, sino pura ideología. Hay que recordar que la asignatura de emprendimiento sería una prolongación o apéndice de la asignatura de economía y empresa en la que no se enseña historia o teoría económica, sino contenidos ideológicos neoliberales acientíficos y doctrinales, altamente cuestionados por múltiples científicos e intelectuales en sólidos trabajos ensayísticos y académicos (como El eclipse de la fraternidad de Antoni Domènech, libro excelente y erudito, el mejor que he leído sobre el tema.) El conflicto entre oscurantismo e ilustración aparece acuciante una vez más ante la ceguera de la ciudadanía: o enseñanza e instrucción según criterios racionales, científicos, históricos y filosóficos, o el misticismo oscurantista: nacionalismo, religión y el nuevo evangelio económico. Las pequeñas infamias, y sus colaboradores, parecen inagotables.

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