domingo, 19 de abril de 2020

Hay gente que desprecia en exceso la realidad. No siempre es necesario aportar modelos teóricos, en este caso literarios o estéticos, para añadir algo creativo que le falta a la realidad por sí misma. Como si los mismos perros hinchados de la cultura de certamen, en su arrogancia y vanidad sin límites, y creyendo aportar algo al mundo, no fueran los que precisamente lo anulan y esterilizan. Quién pudiera dedicar tiempo a descifrar el despliegue semántico y político del término administrativo-periodístico: fondo de reptiles; sin necesidad de inventar pedanterías infinitas al modo de la psicopatología de la necedad.

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 Comprobando el aburrimiento que produce el exceso de diversión y la vulgaridad de cierto refinamiento.