lunes, 6 de abril de 2020

Hablamos en la madrugada, y es bello estar. Sé que quizá me engaño, pero creo que se ha terminado algo en la palabra, algo que en la vida ya llevaba meses moribundo a pesar de que nada muere para superarse, y estoy tumbado en la cama con ese sentimiento asombroso, como si hubiera perdido el último juguete de madera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 Comprobando el aburrimiento que produce el exceso de diversión y la vulgaridad de cierto refinamiento.