jueves, 9 de enero de 2020

10.000 euros mediocres

El cine, decía Krakauer, es la redención de la realidad física, inmejorable definición, caída en el olvido y el desprecio de los llamados "profesionales del cine". Esta mañana viene una entrevista en el periódico El País con un muñequito profesoral y negociante del cine, con la pedagogía, didáctica, retórica barata, sofisma y moralina comercial de un tal Sergi Casamitjana, nombre y hombre de localismos, director de l'ESCAC, esta escuela de cine catalana para pijos, pijos bien, pijos mal, pijos burguesitos, pijos clases medias endeudadas, pijos disolutos, pijos trabajadores, pijos con maquinitas y juguetitos, pijos de fama vana y vacío, pijos caprichosos y evasivos, pijos ciegos, pijos progres, progredumbre, pijos cosmopolitas, cosmopaletos, pijos tragones, pijos mamarrachos, pijos indolentes, pijos sin talento, pijos cobardes, pijos serviciales, dóciles y obedientes, pijos idealistas, pijos analfabetos, pijos productores, pijos reproductores, pijos directores y pijos profesores como pijos enfáticos y pijos afectados, pijos con grandes papás, pijos artistas, pijos nacionalistas, pijos barceloneses, pijos catalanistas, pijos necios en general. La matrícula a esta escuela cuesta 10.000 euros al año, asunto que considera secundario, nimio, sin verdadera importancia, puesto que a las universidades americanas cuestan 60.000 dólares al año. La entrevista es, además, de una reveladora y enorme mediocridad, y todo es lo mismo, mediocridad en sus deseos profesiones, mediocres estudiantes que no dirigen, solo desean producir, a los mediocres 22 o 23 años, mediocres las escuelas que fomentan y promocionan esos mediocres discursos profesionales, mediocres ambiciones estéticas, mediocres deseos de vida, mediocres obras, mediocre satisfacción psicológica, mediocre pensamiento y mediocre formación intelectual: Bayona aparece como el mito fundacional del negocio escolar. No es un director basura, pero su cine es de una enorme mediocridad, con algunos recursos narrativos, pero que no logran ocultar la mediocridad estética y mediocridad intelectual de. Todo ese ambiente es el nuevo despotismo social, clasismo,  esnobismo cultural, elitismo y puritanismo económico disfrazado de hipermodernidad; pura mediocridad, hasta la matrícula: 10.000 euros de mediocridad. Dudo mucho que en este estado lamentable del cine español como de las escuelas de cine, su industria, sus figuras, y sus circuitos socioculturales, la reflexión de Krakauer, el cine como redención física de la realidad, tenga ningún sentido. Dudo entonces, que el cine y ese lamentable, mediocre y pijo mundo tenga ningún sentido para mí.

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