Viernes
12 de agosto de 2022, fundación Chautauqua, institución del siglo XIX a unos
cien kilómetros de Búfalo, Nueva York, conferencia del escritor Salman Rushdie,
”los EEUU como refugio de escritores y
artistas exiliados”. O sencillamente, un cuchillo en el cuello de Salman. El
intento de hacer picadillo al escritor es sin duda la cruel e impotente
respuesta del joven de 24 años de Fairview, Nueva Jersey, Haidi Matar (de
profético apellido), al largo argumento de la vida civil del escritor sobre la
adicción de la fe. Rushdie en sus frases, recogidas por Luis Alemany el 14 de
agosto de 2022 en el periódico ELMundo, da
cuenta de la libertad de expresión y sus enemigos:
El derecho a ofender. Entrevista
en la BBC (2012):
“Nadie tiene derecho a que no lo ofendan. Ese derecho no existe en ninguna
declaración que haya leído. Si alguien se ofende es tu problema y no pasa nada:
muchas cosas ofenden a mucha gente (…) Leer una novela de 600 páginas y luego
decir que le ha ofendido profundamente… bueno, eso es esforzarse mucho para
sentirse ofendido”. Sobre lo sagrado. Los
Ángeles times (2005): “En el momento en que decimos que cualquier sistema
de ideas es sagrado, ya sea un sistema de creencias religiosas o una ideología
secular, en el momento en que declaramos que un conjunto de ideas es inmune a
la crítica, la sátira, la burla o el desprecio, la libertad de pensamiento se
vuelve imposible. La propuesta de ley contra la incitación al odio religioso
del gobierno del primer ministro Tony Blair se ha propuesto creer esa
imposibilidad. En privado se dirá que la ley está diseñada para complacer a los
‘musulmanes’. Pero ¿qué musulmanes? Es probable que una ley así se use más bien
contra los musulmanes”. Vivir sin miedo.
The guardian (2001): “Los fundamentalistas están en contra de (para ofrecer
solo una breve lista) los sistemas de partidos políticos, el sufragio
universal, los gobiernos responsables, los judíos, los homosexuales, los
derechos de las mujeres, el pluralismo, el secularismo, las faldas cortas, el
baile, la teoría de la evolución, el sexo, los hombres sin barba… Son tiranos,
no musulmanes. (…) El fundamentalista cree que no creemos en nada. En su visión
del mundo él tiene sus certezas absolutas, mientras que nosotros estamos hundidos
en nuestras indulgencias sibaritas. Para probar que está equivocado, primero
debemos creerlo. Debemos estar de acuerdo en lo que importa: besarse en lugares
públicos, los sándwiches de bacon, el derecho a no estar de acuerdo, la moda de
vanguardia, la literatura, la generosidad, una distribución más equitativa de
los recursos del mundo, las películas, la música, la libertad de pensamiento,
la belleza, el amor. Estas serán nuestras armas, no para hacer la guerra, sino
para vivir sin miedo. ¿Cómo derrotar el terrorismo? No te aterrorices. No dejes
que el miedo gobierne tu vida. Aunque tengas miedo.” Lo Puro. Imaginary homelands (1992): “Aquellos que se opusieron a
la novela más vociferantemente son hoy de la opinión de que mezclarse con una
cultura diferente inevitablemente te debilita y arruina la cultura propia. Yo soy
de la opinión contraria. Los versos
satánicos celebra la hibridez, la impureza, la mezcla, la transformación
que surge de nuevas e inesperadas combinaciones de seres humanos, culturas,
ideas, política, películas y canciones. Se regocija en el mestizaje y teme el
absolutismo de lo puro”. Podría decirse que la fe odia todo aquello que
nosotros, los ateos, amamos.
Rushdie
es un hombre que -por muy cuestionable que sea el orden liberal que se
desprende de su escritura- se limita a seguir con humor escéptico y moral
liberal su propio camino intelectual, aun sabiendo que cada paso que dé en la
demolición de lo absoluto le deja más aislado y vulnerable ante el fanatismo
religioso y las dudas existenciales propias, asumiendo que cuando su
liquidación se produzca será vista por los no asesinados como la lógica
secuencia de las cosas. Y no es la primera vez que se atenta contra Salman y su
mundo, lo intentaron al hacer estallar una bomba en el hotel donde se hospedaba
la noche antes de una conferencia; el traductor al japonés de su novela Los versos satánicos Hitoshi Igarashi
fue asesinado en 1991, el traductor de la obra en italiano Ettore Capriolo, y el
editor de la obra en noruego William Nygaard, siendo herido, sobrevivieron a
ataques parecidos del fundamentalismo islámico. Son, innegablemente, crímenes
religiosos. Un cuadro de trazos mortíferos y perspectiva redentora con título: Escenas de Alá, cuchillo en el cuello de los infieles sobre fondo occidental.
La fetua
(o fatwa) que el ayatolá Ruhollah
Jomeini, fundador de la actual República islámica de Irán, lanzó el 14 de
febrero de 1988 contra el escritor Rushdie por su blasfema literatura, tuvo su
origen en la publicación de la novela Los
versos satánicos. La orden religiosa implicaba despertar a los perros de
caza incitándoles con la carroña de una condena a muerte, se exigía a todo buen
musulmán, se encontrase donde se encontrase en cualquier rincón de la tierra,
el desdichado deber moral de asesinar en nombre de Dios. No existe un documento
jurídico formal que registre esta retórica medieval pero sí imágenes de la
quema de sus libros en las calles de Londres e Irán, la reproducción de su
ejecución con un muñeco de trapo, ahorcado y en llamas, o manifestaciones de la
sociedad religiosa con pancartas estilo We
are ready to kill Rushdy (sic).
La religión, tan ciega e implacable, parece llevar hasta sus últimas
consecuencias los actos simbólicos de su perversa ficción: donde se queman
libros se terminan quemando también personas. Lo dijo el poeta Heine, y su
sentencia se aplica para recordar los acontecimientos del 10 de mayo de 1933,
cuando universitarios nazis quemaron en Berlín y en otras ciudades del país
libros de espíritu “no germánico”. No deja de sorprender el implacable funcionamiento
de lo sagrado: “Satán va camino del infierno”, decía en su primera página el
diario iraní Jorasen, o
“Felicitaciones para ese hombre valiente y consciente del deber que atacó al
apóstata y depravado Salman Rushdie en Nueva York”, decía el periódico
conservador Kayhan que se deshizo en
elogios por el ataque a cuchillo y lanzó “100 bendiciones de Dios” para el
asesino amateur. Y añadia, según recopila France-Presse: “Besemos las manos del
que desgarró el cuello del enemigo de Dios con un cuchillo”. El absolutismo de
lo puro ve desorden y caos en la libertad y su ejercicio, ve pecado y
depravación en la aceptación abierta del placer y la práctica del goce, ve
debilidad y decadencia en la duda y el pensamiento escéptico, ve muerte en la
vida.
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