jueves, 11 de noviembre de 2021

Un artista desdichado es como un rey destronado

Veo en los periódicos a muchos mandarines desahuciados de la subvención, llorando como cuando se les quita a los niños la teta de mamá.  No es la covid, es la propia pandemia del tiempo, el tiempo es la enfermedad. Una de las principales tareas de todo artista, absorbente y ridícula si el fatalismo la culmina, es la de crearse su siglo, un siglo propio en su tiempo, con los pedazos de otros siglos lejanos, próximos y ajenos. Una tarea lenta y reposada, realmente despreciada, que nadie parece estar dispuesto a afrontar. Para sostenerse, bien saben protegerse, se cubren de un discurso y una vida de digna decadencia, se dicen para autoconvencerse algo como: un artista desdichado es como un rey destronado. 

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 Comprobando el aburrimiento que produce el exceso de diversión y la vulgaridad de cierto refinamiento.