Nuestra concepción política sobre los extranjeros y lo extranjero, tan inclinada al miedo como odio, la xenofobia, no se forja sólo en el nacionalismo y sus habituales recursos narrativos de suelo, sangre, tierra, nacimiento, pertenencia, lengua y cultura (singulares y amenazadas), y autoctonismo, sino también, y desdichadamente, en los límites de nuestra estética sentimental, de nuestra misma intimidad. Un amigo, o los amigos, nos aparecen como extraños cuando nos sentimos agraviados, un profundo agravio, una ofensa absoluta, un desengaño sin apelación, ni enmienda, ni paliativos, incomprensiones insostenibles, y ahí el amigo como "otro yo", o a lo Montaigne, porqué era él, porque era yo, porque ése era también yo, cobra total realidad al mostrar su reverso, facilitando el sentimiento de extranjería en nuestra propia vida, una extrañeza que queremos quitarnos de encima como la peste. Ofenderse y distanciarse con ellos, es ofenderse y distanciarnos de nosotros mismos; un lugar incómodo para vivir. Lo extraño no viene sólo por las fronteras de nuestra nación, sino por la inestable puerta de nuestro propio corazón.
Nota1. A comentar: Políticas de la amistad, libro leído hace ya semanas, en el confinamiento, de Derrida, pensamiento de gran sutileza, elegancia, precisión y fragilidad política, abre infinitas sugerencias, divagador genial, excesivo bla, bla, bla, sugestivo, cautivador, hipnótico, excitante, a veces insoportable. A comentar: va dirigido a un público reducido, académico, entre pedantes y farsantes, fervientes seguidores que lo fetichizan o detractores que lo calumnian injustamente, libro erudito y atento, prosa lúcida, delicada, compleja, en ocasiones afable y brillante, hombre de gran espíritu literario frustrado, gran espíritu y valor y gran aprecio por lo memorialistico y autobiográfico, pulsión grafómana contenida, desearía escribirlo todo, un diario total, la vida en la escritura, la vida absolutamente en el diario total, lo sé y se nota, pero muy placentero, a su vez falta medida en las proporciones, intensidad del texto irregular, y con insuficiencias en el análisis claro de su presente político (de esto último no estoy seguro). A comentar: un ensayo, tentativo y aproximado sobre una deconstrucción de la amistad, concepto y vida, en la tradición filosófica, lo que demuestra, y en mí cabeza ya debía estar creciendo el animalito desde hace tiempo, que la historia de la filosofía es también, ineludiblemente, una historia de las pasiones.
lunes, 27 de abril de 2020
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