sábado, 18 de enero de 2020

Y la calumnia, es una versión amable de la verdad

Leo a Bernhard y Vallejo, me gustan extremadamente este tipo de escritores, no encuentro en ellos ninguna de las aptitudes positivas y constructivas y viscosamente afirmativas que tanto aborrezco de la literatura de la bella página y la buena letra (decía Chirbes que la buena letra es el disfraz de las mentiras), sucedáneo de las buenas maneras, y que no sirven ni de falso consuelo. Esto son dos hombres de algún modo violentos, estos escriben hostilmente y cojonudamente bien, y libres, atroces, terribles contra la abyección, a veces al borde del suicidio, y siempre su estilo es su carácter, un carácter destructivo, negativo, una personalidad y prosa (¡pleonasmo!) demoledora, que evita no solo estéticamente la degradación, la degradación moral e intelectual de la literatura y la vida mayoritaria, sino sus implicaciones decisivas: evitan la humillación, físicamente la humillación, la humillación irreparable. Este mecanismo desengañado de lectura y escritura me mantiene vivo, me permite existir, incluso contra los autoengaños de los demás y su embrutecimiento, su constante presencia, su ruido, pues la ruidosa y embrutecida presencia de los otros me parece simple y llanamente burda y ruin propaganda; su vida, de existir, por el mero hecho de estar, es propaganda repulsiva. Lo que realmente aprecio de estos escritores es que la calumnia que despliegan sobre la realidad, la calumnia sobre el mundo, la vida, el tiempo vacío y la alegría fatua de los hombres, es ante todo contra la mentira, y la mentira que ellos mismos, y la literatura, representan. No se puede olvidar nada de esto cuando andamos por el mundo, cuando se piensa, se lee, se ama y se vive. Y que la calumnia, es la versión más amable y suave de la verdad.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los Pedros y la democracia

  Sin duda, Marisas y Pedros son un buen motivo para dejar de ser de Izquierdas: