domingo, 10 de septiembre de 2023

Amnistía

Hace unos días que la vicepresidenta del gobierno en funciones Yolanda Díaz visitaba al expresidente autonómico Carles Puigdemont en Bruselas, principal responsable de los delitos nacionalistas del Procés, para negociar la investidura de Pdr Snchz a cambio de la amnistía. La negociación supone fabricar una ley ad hoc para los intereses privados de Puigdemont, su infame partido, y solo la mitad aproximada de los catalanes, al tiempo que impone un olvido legal y político sobre la irresponsabilidad e ilegalidad de los acontecimientos. El mecanismo obedece a la ya clásica identificación del "President" con Cataluña, al estilo Pujol, práctica habitual del caudillismo. El único y delirante modo de justificar la creación de una ley de amnistía a la carta. No es nada nuevo, el nacionalismo es una gran escuela de desigualdad, comparte la misma lógica del racismo, la xenofobia, la homofobia y la misoginia. Es decir juzgan, excluyen o incluyen, a los individuos por lo que son, derivando lo que son de su origen, las raíces y arraigo a la tierra (como un tubérculo), y no por lo que hacen. Algo que hasta el momento el PSOE y todas las fuerzas políticas indulgentes y complacientes con el nacionalismo toleraban con gusto y oportunismo, pero que ahora, de aprobarse la ley, legitimarían y asumirían como propio. Resulta humillante contemplar como se cuece a fuego lento la discriminación formal y real de los ciudadanos catalanes no-nacionalistas ante la ley.  

  

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 Comprobando el aburrimiento que produce el exceso de diversión y la vulgaridad de cierto refinamiento.