lunes, 11 de mayo de 2020

De potitos y nocillas

Habrá que ir llamando a las cosas por su nombre de una puta vez: la anunciada nueva normalidad será el mantra de los aspirantes a papanatas profesionales; si hay que nombrar nuestra actualidad de alguna manera será la de los recientes tiempos postpandemia. Una evidencia más de que la crisis es inherente y consustancial a la modernidad, y que se ha forjado en la sucia inocencia, el cinismo y la desidia no sólo una generación en la crisis sino una generación de la crisis, cuya conciencia política debería ser, siendo benévolos, la conciencia de la humillación.

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 Comprobando el aburrimiento que produce el exceso de diversión y la vulgaridad de cierto refinamiento.